sábado, 30 de octubre de 2010

Pensamientos de Nietzsche


El concepto de Dios, falsificado; el concepto de 

moral, falsificado; a este punto no se ciñó el 

sacerdote judaico. No podemos utilizar toda la 

historia de Israel: echémosla lejos. Así dijeron los

 sacerdotes. Estos sacerdotes realizaron aquel 

prodigio de falsificación, del cual es prueba gran parte de la Biblia: transfirieron al campo religioso el pasado de su propio pueblo con un incomparable desprecio de toda tradición, de toda realidad histórica; es decir, hicieron de aquel pasado un estúpido mecanismo de salvación, un mecanismo de culpa contra Javeh  y del consiguiente castigo, de devoción a Javeh y del consiguiente premio. Experimentaríamos una impresión mucho más dolorosa de este vergonzoso acto de falsificación de la historia, si la interpretación eclesiástica de la historia, desde hace milenios acá, no nos hubiese hecho obtusos para las exigencias, de la probidad in historiecis.

Y los filósofos secundaron a la Iglesia: la mentira
 de la filosofía moderna. ¿Qué significa orden 

moral del mundo? Que hay, de una vez para 

siempre, una voluntad de Dios respecto de lo que el hombre debe hacer o dejar de hacer; que el valor de un pueblo, de un individuo, se mide por el grado de obediencia prestada a la voluntad 

divina; que en los destinos de un pueblo, de un 

individuo, se muestra como dominante la voluntad

 de Dios, o sea como punitiva y remunerativa, 

según el grado de obediencia

.
La realidad puesta en el lugar de esta miserable 

mentira, significa: una raza parasitaria de 

hombres que prospera únicamente a expensas de

 todas las formas sanas de la vida, la raza de 

sacerdote, que abusa del nombre de Dios, que 

llama reino de Dios a un estado social en el que el sacerdote fija el valor de las cosas, que llama voluntad de Dios a los medios con los cuales semejante estado es conseguido o conservado; que, con frío, egoísmo, mide los pueblos, los tiempos, los individuos, por el hecho de que ayuden o contraríen el predominio de los sacerdotes.
Obsérvese cómo trabajan los sacerdotes: en manos de los sacerdotes hebreos la gran época de

 la historia de Israel se convirtió en una época de 

decadencia; el destierro, la larga desventura, se 

transformó en un eterno castigo por una gran época, por una época en el que el sacerdote no era aún nada. De las grandes figuras de la historia de Israel, de aquellas figuras, muy libres, hicieron según las necesidades, miserables hipócritas o sacarrones o ateos, simplificaron la psicología de todo gran acontecimiento en la fórmula idiota de obediencia o desobediencia a Dios.
Un paso más, la voluntad de Dios ( o sea las condiciones de conservación del poder de los sacerdotes) debe ser conocida;  a este fin es necesaria una gran falsificación literaria, es descubierta una Sagrada Escritura, es publicada bajo la pompa hierática, con días de expiación y lamentaciones sobre el largo pecado.
La voluntad de Dios estaba fijada durante dilatado tiempo: la desgracia fue que el pueblo se alejó de ella…Ya Moisés había recibido la revelación de la voluntad de Dios…¿Qué sucedió? El sacerdote había formulado, con rigor y pedantería, de una vez para siempre, hasta los grandes y pequeños impuestos que se debían pagar (sin olvidar los mejores trozos de carne, porque el sacerdote es un gran devorador de bistec), lo que quiere tener, lo que es voluntad de Dios…Desde ese momento todas las cosas de la vida quedaban reglamentadas de modo que el sacerdote era en todas partes indispensable; en todas las vicisitudes naturales de la vida, en el nacimiento, en el matrimonio, en las enfermedades, en la muerte, para no hablar del sacrificio (de la Cena), aparece el sano parásito, para quitarles su carácter natral, o, según su lenguaje, para santificarlas…
Porque hay que comprender esto: toda costumbre natural, toda institución natural (Estado, tribunales, bodas, asistencia a los enfermos y a los pobres), toda exigencia inspirada por el instinto de la vida, en resumen, todo lo que tiene en sí su valor, es, por el parasitismo del sacerdote (o del orden moral del mundo), privado sistemáticamente de valor, opuesto a su valor:  y luego es precisa una sanción, es necesario un poder valorizador que niegue en aquellas cosas la naturaleza, y cree para ellas precisamente un valor…El sacerdote desvalora, quita santidad a la naturaleza: a este precio, en general, existe.
La desobediencia de Dios, o sea el sacerdote, a la ley, recibe de ahora en adelante el nombre de pecado: los medios para reconciliarnos con Dios son, como se ha convenido, medios por los que la sujeción al sacerdote es garantizada aún profundamente: el sacerdote es el único que puede salvar…
Desde el punto de vista psicológico, en toda sociedad u organización sacerdotal los pecados se hacen indispensables: son los verdaderos manipuladores del poder; el sacerdote vive de los pecados, tiene necesidad de que haya pecadores…Principio supremo: “Dios perdona a los que hacen penitencia”, en otros términos: Dios perdona a quien se somete al sacerdote.

         

Fuente: “El anticristo”, Friedrich Nietzsche.

 Centro Editor de Cultura,  Capítulo 26, Página 50



(Publicado originalmente el 12/1/2009 a través de Windows Live Spaces)


1 comentario:

María joyaenbruto dijo...

Muchisimas gracias por traer a mis ojos este escrito, (lo leí en su tiempo, y es es bueno siempre recordarlo) de mi muy apreciado filosofo, que decia verdades como puños.. verdades que hay que canalizar y sentirlas en tus entrañas, quien no halla, sentido la injusticia de una religión y una cultura llena de veneno, no sabe ni tan siquiera atreverse a leer tres linias sin poner el grito en el cielo... tendriamos que ver nacer en todo el planeta seres en batallón, valientes enfrentandos al sistema, con la genialidad de estar por encima del bien y el mal, igual al de Nietzsche, y ver alguna vez la verdad sobre la tierra.

Te tengo hace tiempo en mi espacio amigo, pero nunca nos dirijimos la palabra, creo que va haciendo hora de remediar este silencio entre los dos. Pedí tu aceptación en mi blog porque tu nombre de Heráclito, es otro personaje del que mucho aprendí... tambien se lo debo al Aleman de marras, de los dos soy una ferviente lectora y una alumna aplicada... siempre y cuando me dejen las turbulencias de este mundo perdido en su mentira.
un saludo afectuoso. De mariajoyaenbruto